sábado, 16 de febrero de 2013

JARDÍN: Nueva temporada en tu jardín



Aunque febrero es un mes frío, hay que comenzar a preparar el terreno y planificar qué es lo que plantaremos a lo largo del año




La primavera se acerca y, aunque el frío que se instala en los meses de enero y febrero no nos deja verlo con claridad, nuestras plantas sí lo notan y comienzan a prepararse para esta época del año: nacen los bulbos de invierno, se observan pequeños brotes, crecen nuevas raíces… Los días son más largos, hay más luz y las temperaturas se suavizan por lo que hay que planificar qué queremos plantar en nuestro jardín. Con febrero se inicia la temporada y hay que ponerse manos a la obra.

Una de las cosas más importantes en esta “reentré” es preparar el terreno. Es un buen momento para comenzar a labrar la tierra, aunque hay que tener cuidado de que el suelo no esté muy húmedo pues, si es así, éste se compactará y puede que disminuya su calidad. En caso de que las temperaturas sean suaves y el suelo esté seco hay que aprovechar para quitar las malas hierbas y abonar.

En lo que se refiere al cuidado del césped, hay que rastrillarlo para eliminar los restos de hojas y, si hay mucho musgo, es recomendable eliminarlo con el escarificador o utilizando algún producto destinado a este fin. Si las heladas y la lluvia han hecho de las suyas y han endurecido la tierra puedes ayudar a su aireación pinchando con una horca en varios puntos de tu jardín.

En este apartado de “cuidados” también hay que señalar que febrero es un buen mes para guiar o atar las plantas trepadoras y para retirar las ramas y hojas que se habían dejado como protección. Además hacia mediados, cuando ya no haya tanto peligro de heladas, será el momento de podar árboles y arbustos, especialmente los frutales. De este modo eliminaremos ramas secas o dañadas y se intentará regular la producción de su fruto. Cuidado con podar especies cuya floración es de finales de invierno o principio de primavera (como albaricoqueros, ciruelos, forsythia, hortensia o veigela), si lo haces olvídate de que florezcan.
Una vez que la tierra esté lista es el momento de cultivar aquellas plantas y árboles que queramos tener en nuestro jardín. En esta época del año se pueden plantar casi todas las especies de hoja perenne y caduca ya que aunque haya alguna helada, ésta no las dañará. Algunos ejemplos son: coníferas, arbustos caducifolios, avellanos, fresnos, cerezos, manzanos silvestres… Si hace buen tiempo, también se pueden comenzar a plantar los primeros arbustos frutales.

En febrero se plantan también los esquejes de rosal. Se trata de un mes adecuado porque las heladas ya casi están terminando y la tierra está húmeda, lo que hará que nuestra planta enraíce mejor. Para hacerlo, lo mejor es coger ramas finas, tiernas y no muy pequeñas porque son las que mejor raíces echan. Además, no es recomendable plantar rosales en lugares en los que ya los hubo anteriormente, ni en lugares cercanos a un árbol: competirán con sus raíces y el árbol proveerá una sombra espesa nada recomendable para el rosal.
Por lo tanto, si vas a plantar rosas busca un sitio con sol. Lo ideal será que estén expuestas a la luz directa unas cinco o seis horas (más tiempo se marchitarán) y que la temperatura no supere los 25 grados, pues si lo hace los colores de las flores tenderán a palidecer. A la hora de regarlo es importante hacerlo periódicamente, la tierra tiene que estar húmeda para que crezca perfectamente. Eso sí, no te preocupes si durante el primer año no crece demasiado… normalmente es en el segundo cuando aumenta de tamaño y, por fin, florece. Para terminar con este apartado dedicado a los rosales he de aconsejar también que, si ya los tenéis plantados, es el momento de podarlos para que las rosas crezcan fuertes y lustrosas.



¡CUIDADO CON LAS PLAGAS!


La humedad y las temperaturas bajas pueden favorecer las enfermedades en nuestras plantas, la más extendida es la botrytis cinerea (un hongo que ataca a las vides, los rosales, las fresas…). Para evitarlo, nada mejor que darle una buena ventilación a nuestras plantas y asegurarnos de controlar la poda, el deshojado… Y en caso de que tengamos algún arbusto frutal, evitar el contacto del fruto con el suelo.

En cuanto a las plagas, esta época del año favorece la aparición de babosas y caracoles ya que el resto de especies se encuentran en un período de reposo invernal. Estos dos pequeños moluscos son bastante voraces y hacen agujeros en las hojas de nuestras plantas, además de dejar un rastro de mucosa en ella; pueden incluso llegar a matar a árboles jóvenes, ya que atacan a sus hojas, yemas y brotes. También perjudican a árboles adultos dañando sus frutos. Afortunadamente hay algunos trucos para evitar que estos pequeños animales dañen las plantas de nuestro jardín: Si no es una plaga muy grande y nuestro jardín es de un tamaño pequeño, lo más recomendable es que se recojan a mano (mejor hacerlo por la noche, ya que es cuando salen a alimentarse). Si, por el contrario, el número de atacantes es elevado y nuestro jardín es de un tamaño considerable, lo mejor será recurrir a la química. Algunos productos que acaban con babosas y caracoles son los cebos granulados de Metaldehido o Metiocarb que se distribuyen al atardecer, y después de regar, sobre el suelo (cuidado con que niños o animales de compañía no las ingieran).

Para los que no son amantes de pesticidas e insecticidas existen algunos remedios caseros más o menos eficaces para tener controladas estas plagas. Uno de ellos es enterrar cerca de las plantas que se quieran proteger una taza con cerveza dejando al descubierto su parte superior. Las babosas y caracoles se sentirán atraídas por el olor, caerán dentro de la taza y se ahogarán. Otra forma de mantener a estos “vecinos” alejados es rodeando las plantas con un cordón de ceniza (el tacto no es de su agrado y no lo traspasarán) o con cáscara de huevo desmenuzada (se quedarán atrapados). Estas últimas sirven además como abono natural para nuestras plantas.

PREPARA TU TERRAZA PARA LA PRIMAVERA

No todos tenemos la suerte de contar con un jardín en el que plantar nuestras especies favoritas. Para los que tienen un espacio más reducido pero lo aprovechan al máximo, febrero también es un mes importante: la primavera está a la vuelta de la esquina y hay que preparar este espacio para que nuestros tiestos y macetas se vean lustrosos… ¡el mes de las flores está cerca!

Aunque los días muy fríos irán remitiendo a medida que se acabe el mes, es importante vigilar nuestras plantas y estar atentos al clima. No está de más protegerlas de las posibles heladas que lleguen a destiempo. Ya se sabe que mejor prevenir que curar.

Por otra parte, los días con sol cada vez serán más numerosos. ¿Por qué no aprovechar las horas con más luz y dejar que nuestras plantas reciban su calor? Esto las ayudará a recuperar las fuerzas que han ido perdiendo en el frío invierno. En cuanto a la periodicidad del riego, no tenemos que olvidarnos de que, aunque sean meses lluviosos, hay períodos más o menos largos en los que no llueve lo suficiente. Por ello hay que tener en cuenta que la tierra de las macetas nunca debe estar reseca. Lo mejor es un riego moderado: si se introduce el dedo de forma más o menos profunda en la tierra y sale con barro, no necesita agua. Si sale seco es el momento de humedecer tus plantas.

En este mes se pueden plantar especies como pensamientos, alegrías o prímulas y, al igual que en el jardín y, a pesar de que en maceta se pueden plantar durante todo el año, ¿porqué no te animas y plantas un rosal?

Si no quieres esperar un año para tener flores en tu terraza, aquí van algunos ejemplos de bulbos de verano. Comienzan a plantarse en febrero y florecen en los meses estivales: azucenas, calas, gladiolos, nardos o begonia. 


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