Aunque
febrero es un mes frío, hay que comenzar a preparar el terreno y planificar qué
es lo que plantaremos a lo largo del año
La primavera se acerca y,
aunque el frío que se instala en los meses de enero y febrero no nos deja verlo
con claridad, nuestras plantas sí lo notan y comienzan a prepararse para esta
época del año: nacen los bulbos de invierno, se observan pequeños brotes,
crecen nuevas raíces… Los días son más largos, hay más luz y las temperaturas
se suavizan por lo que hay que planificar qué queremos plantar en nuestro
jardín. Con febrero se inicia la temporada y hay que ponerse manos a la obra.
Una de las cosas más
importantes en esta “reentré” es preparar el terreno. Es un buen momento para
comenzar a labrar la tierra, aunque hay que tener cuidado de que el suelo no
esté muy húmedo pues, si es así, éste se compactará y puede que disminuya su
calidad. En caso de que las temperaturas sean suaves y el suelo esté seco hay
que aprovechar para quitar las malas hierbas y abonar.
En lo que se refiere al
cuidado del césped, hay que rastrillarlo para eliminar los restos de hojas y, si
hay mucho musgo, es recomendable eliminarlo con el escarificador o utilizando
algún producto destinado a este fin. Si las heladas y la lluvia han hecho de
las suyas y han endurecido la tierra puedes ayudar a su aireación pinchando con
una horca en varios puntos de tu jardín.
En este apartado de
“cuidados” también hay que señalar que febrero es un buen mes para guiar o atar
las plantas trepadoras y para retirar las ramas y hojas que se habían dejado
como protección. Además hacia mediados, cuando ya no haya tanto peligro de
heladas, será el momento de podar árboles y arbustos, especialmente los
frutales. De este modo eliminaremos ramas secas o dañadas y se intentará
regular la producción de su fruto. Cuidado con podar especies cuya floración es
de finales de invierno o principio de primavera (como albaricoqueros, ciruelos,
forsythia, hortensia o veigela), si lo haces olvídate de que florezcan.
Una vez que la tierra esté
lista es el momento de cultivar aquellas plantas y árboles que queramos tener
en nuestro jardín. En esta época del año se pueden plantar casi todas las
especies de hoja perenne y caduca ya que aunque haya alguna helada, ésta no las
dañará. Algunos ejemplos son: coníferas, arbustos caducifolios, avellanos,
fresnos, cerezos, manzanos silvestres… Si hace buen tiempo, también se pueden
comenzar a plantar los primeros arbustos frutales.
En febrero se plantan
también los esquejes de rosal. Se trata de un mes adecuado porque las heladas
ya casi están terminando y la tierra está húmeda, lo que hará que nuestra
planta enraíce mejor. Para hacerlo, lo mejor es coger ramas finas, tiernas y no
muy pequeñas porque son las que mejor raíces echan. Además, no es recomendable
plantar rosales en lugares en los que ya los hubo anteriormente, ni en lugares
cercanos a un árbol: competirán con sus raíces y el árbol proveerá una sombra
espesa nada recomendable para el rosal.
Por lo tanto, si vas a
plantar rosas busca un sitio con sol. Lo ideal será que estén expuestas a la
luz directa unas cinco o seis horas (más tiempo se marchitarán) y que la
temperatura no supere los 25 grados, pues si lo hace los colores de las flores
tenderán a palidecer. A la hora de regarlo es importante hacerlo
periódicamente, la tierra tiene que estar húmeda para que crezca perfectamente.
Eso sí, no te preocupes si durante el primer año no crece demasiado…
normalmente es en el segundo cuando aumenta de tamaño y, por fin, florece. Para
terminar con este apartado dedicado a los rosales he de aconsejar también que,
si ya los tenéis plantados, es el momento de podarlos para que las rosas
crezcan fuertes y lustrosas.
¡CUIDADO CON LAS PLAGAS!
La humedad y las
temperaturas bajas pueden favorecer las enfermedades en nuestras plantas, la
más extendida es la botrytis cinerea (un hongo que ataca a las vides, los
rosales, las fresas…). Para evitarlo, nada mejor que darle una buena
ventilación a nuestras plantas y asegurarnos de controlar la poda, el
deshojado… Y en caso de que tengamos algún arbusto frutal, evitar el contacto
del fruto con el suelo.
En cuanto a las plagas, esta
época del año favorece la aparición de babosas y caracoles ya que el resto de especies
se encuentran en un período de reposo invernal. Estos dos pequeños moluscos son
bastante voraces y hacen agujeros en las hojas de nuestras plantas, además de
dejar un rastro de mucosa en ella; pueden incluso llegar a matar a árboles
jóvenes, ya que atacan a sus hojas, yemas y brotes. También perjudican a
árboles adultos dañando sus frutos. Afortunadamente hay algunos trucos para
evitar que estos pequeños animales dañen las plantas de nuestro jardín: Si no
es una plaga muy grande y nuestro jardín es de un tamaño pequeño, lo más
recomendable es que se recojan a mano (mejor hacerlo por la noche, ya que es
cuando salen a alimentarse). Si, por el contrario, el número de atacantes es
elevado y nuestro jardín es de un tamaño considerable, lo mejor será recurrir a
la química. Algunos productos que acaban con babosas y caracoles son los cebos
granulados de Metaldehido o Metiocarb que se distribuyen al atardecer, y
después de regar, sobre el suelo (cuidado con que niños o animales de compañía
no las ingieran).
Para los que no son amantes
de pesticidas e insecticidas existen algunos remedios caseros más o menos
eficaces para tener controladas estas plagas. Uno de ellos es enterrar cerca de
las plantas que se quieran proteger una taza con cerveza dejando al descubierto
su parte superior. Las babosas y caracoles se sentirán atraídas por el olor,
caerán dentro de la taza y se ahogarán. Otra forma de mantener a estos
“vecinos” alejados es rodeando las plantas con un cordón de ceniza (el tacto no
es de su agrado y no lo traspasarán) o con cáscara de huevo desmenuzada (se
quedarán atrapados). Estas últimas sirven además como abono natural para
nuestras plantas.
PREPARA TU TERRAZA PARA LA
PRIMAVERA
No todos tenemos la suerte
de contar con un jardín en el que plantar nuestras especies favoritas. Para los
que tienen un espacio más reducido pero lo aprovechan al máximo, febrero
también es un mes importante: la primavera está a la vuelta de la esquina y hay
que preparar este espacio para que nuestros tiestos y macetas se vean
lustrosos… ¡el mes de las flores está cerca!
Aunque los días muy fríos
irán remitiendo a medida que se acabe el mes, es importante vigilar nuestras
plantas y estar atentos al clima. No está de más protegerlas de las posibles
heladas que lleguen a destiempo. Ya se sabe que mejor prevenir que curar.
Por otra parte, los días con
sol cada vez serán más numerosos. ¿Por qué no aprovechar las horas con más luz
y dejar que nuestras plantas reciban su calor? Esto las ayudará a recuperar las
fuerzas que han ido perdiendo en el frío invierno. En cuanto a la periodicidad
del riego, no tenemos que olvidarnos de que, aunque sean meses lluviosos, hay
períodos más o menos largos en los que no llueve lo suficiente. Por ello hay
que tener en cuenta que la tierra de las macetas nunca debe estar reseca. Lo
mejor es un riego moderado: si se introduce el dedo de forma más o menos
profunda en la tierra y sale con barro, no necesita agua. Si sale seco es el
momento de humedecer tus plantas.
En este mes se pueden
plantar especies como pensamientos, alegrías o prímulas y, al igual que en el
jardín y, a pesar de que en maceta se pueden plantar durante todo el año,
¿porqué no te animas y plantas un rosal?
Si no quieres esperar un año
para tener flores en tu terraza, aquí van algunos ejemplos de bulbos de verano.
Comienzan a plantarse en febrero y florecen en los meses estivales: azucenas,
calas, gladiolos, nardos o begonia.
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