Este año se celebra los días, 22, 23, 25 y 29 de diciembre
Es el único pueblo de la Comunidad de Madrid que conserva íntegro su antiguo recinto amurallado, circundado por el río Lozoya por todos sus lados menos el meridional, lo que le sirve de foso natural de defensa. Este año, su Belén Viviente, Fiesta de Interés Turístico, cumple su 24 cumpleaños desde que allá por el año 1989, un grupo de vecinos, con la única ayuda del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, decidió poner en marcha el Belén Viviente siguiendo la idea que algunos habían visto en la localidad gerundense de Báscara. Es el que cuenta con más tradición de la Sierra Norte y participa todo el pueblo. Buitrago ocupa una posición estratégica en la denominada, en términos turísticos, Sierra Norte madrileña –cuarenta y dos municipios que engloban una población de 26.000 habitantes–, controlando la vía natural que comunica ambas mesetas a través del Puerto de Somosierra, único paso que permite cruzar con facilidad esta parte del Sistema Central. Su recinto defensivo, formado por un castillo y un recinto amurallado siguiendo el cauce del río Lozoya es de origen medieval, levantado en el siglo XI en la época de la Reconquista. Pero Buitrago no solo cuenta con este bien de interés cultural digno de mención, a los que cabría añadir la antigua Fuente de Las Cruces, el potro de herrar o el puente sobre el río Cigüeñela..., la Parroquia de Santa María del Castillo, concluida en 1321, de una sola nave, de planta y alzados góticos; la Cruz procesional, la única obra renancentista de orfebrería que conserva la localidad que data de 1546; el Museo Picasso, con unas 60 obras fechadas entre octubre de 1948 y la Navidad de 1972, entre cerámicas, libros dedicados y una caja de madera de peluquería en madera pirograbada, todo gracias a la amistad que mantuvo el genial pintor malagueño con su peluquero originario de Buitrago, Eugenio Arias.
También en las cercanías de la localidad se encuentra cinco grandes antenas parabólicas de seguimiento de satélites o la presa (una importante obra de ingeniería) y el área recreativa de Riosequillo, que es conocida por sus fantásticas piscinas naturales, con grandes superficies ajardinadas, caminos peatonales,juegos infantiles, área deportiva, bar, vestuarios, aseos y enfermería.
Esta área recreativa de Buitrado se añade, no obstante, a la de El Tomillar. En dirección a Gandullas, cerca del embalse de Puentes Viejas, se encuentra la “Casa del Bosque”, la casa de recreo de estilo renacentista y del más vivo recuerdo de las casa italianas construidas por Palladio.
El patrimonio histórico no lo es todo en Buitrago. A sus tradicionales fiestas veraniegas de Nuestra Señora de la Asunción y San Roque, y del Santísimo Cristo de los Esclavos y Virgen de la Soledad, se añaden otros eventos como la Feria Medieval con la que Buitrago vuelve a sus orígenes gloriosos, al pasado, para recordar su Edad Media, con sus puestos ambulantes de artesanía, viandas, asados, pasacalles y conciertos, tradiciones todas importantes, como importante es ya su Belén Viviente que forma parte importante de su acerbo cultural.
La tradición
La primera celebración navideña en la que se montó un belén para la conmemoración del nacimiento de Jesucristo fue en la Nochebuena de 1223, realizado por San Francisco de Asís, en Italia, en una cueva próxima a la ermita de Greccio.
La escena del nacimiento de Cristo no fue representada ni con figuritas a modo del belén tradicional, ni viviente en el más amplio sentido de la palabra. En aquella ocasión San Francisco sí utilizó animales. Celebró la Misa nocturna acompañada de una representación simbólica de la escena del nacimiento, mediante un pesebre –sin niño– con el buey y la mula, basándose en la tradición cristiana y en los Evangelios apócrifos –aquellos escritos surgidos en los primeros años del cristianismo en torno a la figura de Jesús de Nazaret que no fueron incluidos posteriormente en el canon de la Iglesia católica–, así como en la lectura de Isaías: “Conoce el buey a su dueño, y el asno el pesebre de su amo. Israel no conoce, mi pueblo no discierne” (Is. 1,3). Estos animales ya aparecen en un pesebre del siglo IV, descubiertos en las catacumbas de la Basílica de San Sebastián de Roma en el año 1877.
Jose Luis Blanco
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